LA VIDA DETRÁS DE UNA VENTANA

Cuando era muy pequeña y volvía los domingos por la noche de la finca de mis abuelos, o de acompañar a mi padre en su día de caza, me sentaba en silencio en el asiento de atrás del coche, mientras en la radio sonaba el «Carrusel deportivo». Y en ese momento mi mente comenzaba a viajar.

Y viajaba a todos los hogares, a todas esas lucecitas que iluminaban las ventanas de los edificios de pisos que para mi eran tan ajenos. ¿Qué estará sucediendo detrás de cada una de esas lucecitas?

Habría una familia sentada en el sofá viendo la película de los domingos, tapada con una mantita. También había un joven estudiando para el examen de mañana en su habitación. Habría una abuelita solitaria haciendo la cena acompañada por su programa favorito de radio, y una pareja haciendo el amor. Seguro que habría alguien llorando, y alguien riendo. Habría personas enfermas, personas durmiendo, amigos jugando y gente riñendo.

Miles de ventanitas se abrían ante mi con sus miles de historias escondidas tras las cortinas. Miles de seres humanos sintiendo, respirando, viviendo al mismo tiempo en realidades tan diferentes, unos al lado de los otros, ajenos a lo que sucedía en la pared de al lado.

Y así, mi mente de niña divagaba y divagaba sin entender muy bien la complejidad de la existencia.

Hoy yo también soy una de esas ventanitas con las cortinas echadas que dejan entrever la luz, pero que ocultan la realidad de lo que sucede en una habitación cualquiera en una casa cualquiera. Y siguen fascinándome las lucecitas de en frente, y las de al lado, y me pregunto, aún, que historias se esconderán detrás de cada una de ellas, sin haber llegado aún a comprender la complejidad, o la sencillez, de la existencia humana…

Detrás de una lucecita, en Navalcarnero, Madrid.

EL TIEMPO PERDIDO

¿Dónde se esconde el tiempo perdido?

¿en mi mente?

¿en mi alma?

¿o en el silencioso olvido?

¿Dónde se marcha

lo que ya ha acaecido?

¿lo que hemos llorado?

¿lo que hemos reído?

Descubro el silencio dentro del vacío,

y sin un reproche,

y sin un suspiro,

pregunto al silencio, ya desvanecido

di, ¿dónde se esconde el tiempo perdido?

Crismitra

¡Gracias!

Cuando Mandala Ediciones y yo hablamos de publicar el libro de relatos «La máquina de escribir», decidimos hacer una edición limitada para ver como funcionaba.

Hoy, diez días después de su primera publicación, tengo que dar las GRACIAS a todas las personas que han comprado el libro pidiéndomelo por las redes sociales. He mandado ya muchos libros dedicados, y para mi es un gran honor y placer hacerlo ya que siento el cariño de aquellos que deciden comprarlo.

Nunca pensé vivir de la literatura… y no se si llegaré a hacerlo, pues es un terreno muy abonado en el que abrirse paso no es nada sencillo. Pero en estos momentos en que estoy desempleada, los ingresos que recibo de mis libros me hacen sentir doblemente agradecida.

Hemos pedido más ejemplares de «La máquina de escribir». Además, ya está disponible también en la web de Mandala Ediciones, aunque igualmente yo os puedo enviar personalmente una copia dedicada a vuestra casa.

El precio de venta son 10 euros más los gastos de envío.

Ahora, espero con curiosidad y muchas ganas los comentarios de los/las primeros/as lectores/as de mis relatos.

¡MUCHAS GRACIAS A TODAS/OS!

Mi libro de relatos: «La máquina de escribir»

Hoy he recibido en casa los ejemplares de mi nuevo libro, «LA MÁQUINA DE ESCRIBIR Y OTROS RELATOS».

Esta vez me he aventurado con la prosa, en un nuevo género literario que comenzó a hacerse más necesario para expresarme durante el confinamiento de este año en mi casa de India.

Allí pasaba los largos días sola, y dedicaba las tardes a escribir, evadiéndome de la dura realidad que me rodeaba. Ahora esos relatos salen a la luz para llegar a aquellas personas que deseen compartir su tiempo con mi humilde libro.

El relato es un género muy actual, y nos permite viajar en pocas páginas por mundos diferentes sin salir de nuestra casa. Historias de principio a fin.

En «La máquina de escribir y otros relatos» encontraréis 20 historias diferentes, llenas de emociones, de ternura, de alguna que otra pequeña enseñanza que quizá os inspire en vuestra vida. Si así es, mi felicidad será grande.

Mandala Ediciones me ha ayudado una vez más a publicar. Una editorial que me respalda, me apoya y a la que, con su larga historia, me honra pertenecer.

Espero que estos relatos viajen muy lejos, a vuestros corazones.

Inmensamente agradecida…

M. Cristina Iglesias (Crismitra)

Las horas infinitas

Y mientras contemplo las horas infinitas

espero tu reencuentro.

Y las notas de la esperanza

se mecen al compás de mis sueños.

De mis sueños…

De mis sueños de tenerte de nuevo,

de fundirme en tus abrazos,

de perderme en tus besos.

Y las horas, infinitas, caminan a paso lento,

sonriendo a mi deseo,

burlando a mi anhelo de tenerte de nuevo,

de sentirte a mi lado…

de perderme en tus besos…

M. Cristina Iglesias

crismitra@todos los derechos reservados.

Pasa los días el poeta

Y pasa los días el poeta observando la belleza.

La belleza en los besos de una madre,

en las manos de aquel hombre que labora,

en los pétalos rosados que se abren,

en las alas de la leve mariposa.

La belleza en los campos que se extienden

en laderas, y arboledas prodigiosas;

la belleza en las palabras de quién miente

a sabiendas de dejar un alma rota.

Y el poeta con sus versos embellece

cada beso, cada tarde, cada prosa,

pues así pasa el poeta por los días

observando la belleza en cada cosa.

M. Cristina Iglesias @todos los derechos reservados

QUIERO SER

Quiero ser tu ahora, tu ayer y tu mañana.

Quiero ser el metro que te espere,

la distancia que te abrace,

el suspiro que te consuele.

Quiero ser tu miedo y tu esperanza,

tu abrigo en las noches de invierno,

tu escudo, y tu lanza.

Quiero llevarte escondido a mi reino,

bailar a la luz de la luna,

perderme en tu besos,

hallarte en mi cama.

Amarte, tocarte, olerte,

sentir cada latido de tu alma,

y fundirme en tu ser para siempre,

y perderme en tu nada.

Quiero ser tu ahora, tu ayer… tu mañana.

Para R.D.

Varanasi 18 mayo 2020

¿Qué va a ser de mi? Cuando toser se convierte en un estigma

Aquí sigo, confinada después de 55 días en mi casa de Benarés, en India.

55 días en soledad, 55 días de altos y bajos, de idas y venidas, de alegrías y llantos. 55 días pero ¿cuántos más?

La incertidumbre del día a día se apodera de mi estado de ánimo. Sin saber cuando voy a poder volver a España con mi familia, los momentos de tristeza a veces se hacen intensos, a veces eternos, y casi siempre silenciosos.

¿Ver la luz al final del túnel? De momento, parece que no. Pero se que llegará el día en que salga de India, aunque un temor me ronda la cabeza desde el comienzo de este virus: ¿como voy a vivir en sociedad ahora, con mi tos crónica?

Una vez leí que Gandhi tenía tosecilla al amanecer y al anochecer durante toda su vida. Quizá una tos alérgica. Y lo mismo me sucede a mi. Tengo una tos crónica que se agrava en los momentos de nervios o de tensión. Y ahora, con la crisis del Covid-19, mi tos se convierte en estigma.

¿Qué pasará si me da un ataque de tos durante el embarque en el vuelo? ¿O si me pongo a toser en el avión, o a la entrada en la aduana? Y ya sin pensar en los vuelos, ¿que pasará cuando tosa en la calle, en el mercado, en la farmacia? ¿voy a ser una persona «non grata» por padecer tos crónica? Me inquieta la idea. Me inquieta el mundo que se avecina, en el que toser es ser un enfermo y besar es un delito. Me inquieta volver a mi casa y no poder abrazar a mi hija ni a mis padres después de muchos meses sin verles. Me inquieta la incertidumbre.

Quizá todo termine antes de lo que pensamos, y el mundo vuelva a la normalidad que conocimos, y que dimos por eterna. O quizá no, y vivir con tos crónica sea mi estigma de ahora en adelante.

Sea lo que sea… ¡seguiré haciendo mis ejercicios de respiración diarios! Y ahora que el aire está más puro, los haré con más intensidad. Y si aún no consigo recuperar mis pulmones… ¡que la tos me acompañe!

Varanasi, 13 mayo 2020